Sentidos
Hay camaleones que engañan nuestros sentidos para salvar sus vidas, bichos que parecen ramitas, pájaros que imitan ruidos. Hay gaseosas de pomelo, con gusto a pomelo, pero que no tienen pomelo, galletitas que nunca vieron el cacao pero son de chocolate, engañan a nuestra boca para que nos sintamos contentos. Dientes que brillan en paquetes de pasta dentífrica, que no son dientes, son dibujos. Jingles, esas cancioncitas, con frases que alguien dice sobre un producto, las oímos como si viniera de alguien, pero nadie las diría nunca sinceramente. Personajes famosos que dicen comer yogures todos los días, que tienen su piel o su pelo así gracias a tal crema o shampoo (vemos su piel y está suave en el televisor). Autos amplios gracias a que existe el gran angular, modelos sin arrugas (o con granos borrados con la compu), actores (su profesión es engañar los sentidos del espectador para que crea que siente profundamente angustia o felicidad), efectos especiales para poder repetir quince veces una toma y que el hielo de la cerveza no se derrita, empresas como la multinacional suiza Firmenich que se dedica a hacer sabores, no siempre a partir del producto que trata de imitar… En el mercado “la cirugía estética” pretende borrar las huellas del tiempo, el origen y el proceso de producción. Un lindo producto, en un lindo envase, con una linda publicidad marea nuestros sentidos pero todavía tenemos algunas verdulerías en donde nos dejan ver, tocar, oler, y hasta degustar alguna cereza.
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