domingo, 15 de agosto de 2010

EL CHANGUITO CRÍTICO Nº4

1. La lógica del libre mercado cortó herencias, el impulso por colocar nuevos productos en nuestras casas, arremetió con las técnicas y costumbres de nuestros abuelos. Knorr intenta hundir al “caldito de la abuela”, y el puré de papas (algo fácil de hacer y económico) lucha para no quedar hecho polvo por el puré instantáneo. Ni hablar de las pastas caseras, ya no se hacen en la casa (aunque por suerte persisten las fábricas de pastas artesanales) y los tucos, que el más esmerado compra la lata de tomate perita, mientras una serie de salsas exóticas ya preparadas en su cajita de tetra brik, lo acosan diciéndole “no seas salame, el tiempo es para disfrutarlo, no para cocinar”. El tiempo es para disfrutarlo… ¿Qué significa? Cocinar ¿no es un tiempo que se disfruta?
2. En las casas, y más aún en los departamentos y duplex, ya no viven muchas personas, y la familia para la que disfrutamos cocinando mientras los chicos juegan al lado y la bisabuela te charla, se reduce a un gato o un televisor de fondo. Cocinar comida elaborada para una/o que vive sola/o, o estando sola/o porque la única hija está en alguna de sus tantas actividades y la pareja, si aún continúa conviviendo está dada vuelta de trabajo, y además comerá rápido para salir de nuevo, la verdad tiene poco que ver con nuestra vida contemporánea (y mucho que añorar de las herencias pasadas).
3. El mensaje que dice “simplificar nuestra vida” no equivale a decir que seremos más felices o, sin tantas aspiraciones, que disfrutaremos más momentos de nuestro tiempo ‘libre’. Y en el uso de esa libertad, a la que nos puede acercar nuestro tiempo de ocio, antes parecía más fácil encontrar un buen libro y disfrutar de una realidad paralela elegida por nosotras/os, en el momento y lugares justos… qué gran ejercicio de libertad extraviado en esa maraña de herencias olvidadas, atrapado hoy en redes informáticas entre tantos avisos publicitarios y links relacionados que nos vamos desviando más y más hasta que nuestra atención se queda en otro lugar, no exactamente elegido por nosotros.
Es que no perdimos sólo el placer que nos da el libro (o la cocina), con eso se va también un poquito de nuestra libertad, el elegir eso y no otra cosa, el relajarnos porque lo buscamos sin “cambiar de caballo en la mitad del río”, aún cuando tengamos la posibilidad de navegar a lo ancho de la moderna tecnología... Seguimos siendo animales terrestres que necesitamos levantar la cabeza y respirar largamente para no perecer en el intento de vivir y disfrutar, de ser libres y responsables de nuestra libertad, de asumir a su vez la responsabilidad de la herencia que vamos a dejar, de mirar a nuestras hijas e hijos y decir: esto es sólo una posibilidad, antes hubo más.

Por: Pachamama se machuca
 Publicado originalmente en Revista Darse Vuelta nº 20 

No hay comentarios:

Publicar un comentario